domingo, 22 de noviembre de 2015

DIEZ FORMAS DE ENFRENTARSE A LOS BÁRBAROS


        1.       La huida; A veces no queda más remedio que la huida definitiva como le ocurrió a los Foceos en el s. VI a.C. Cuenta Heródoto, que  cuando llegaron las tropas de Ciro a conquistar la costa de Jonia,  la ciudad de Focea, sabiendo que no podía resistir al avance de los persas, les pidió que le permitieran meditar su respuesta por un día. Los persas pensaron que estaban meditando su rendición, pero mientras tanto los foceos embarcaron a toda la población en sus barcos y desaparecieron rumbo a sus colonias en el Mediterráneo. Arrojaron al mar un trozo de hierro ardiente y juraron no volver hasta que reapareciese en la superficie. Lo cumplieron.
    También puede ser una huida provisional como hicieron los atenienses cuando Jerjes invadió Grecia: en una astuta estrategia promovida por Temístocles, embarcaron a toda la población en trirremes y vivieron refugiados en Trecén hasta que consiguieron recuperar la ciudad tras la batalla de Salamina. En los frisos de Partenón, figura simbólicamente la lucha entre Lapitas y Centauros como la lucha entre la civilización y la barbarie.
    Friso del Partenón. Lapita contra Centauro o la civilización contra la barbarie

    2.       Construcción de un muro: la construcción de los muros defensivos data ya del tercer milenio antes de Cristo, así encontramos el muro de Semíramis, en el imperio Asirio para evitar los ataques de tribus enemigas. Los griegos construyeron un muro en el Ismo de Corinto para intentar evitar el avance de los Persas. Pero sin duda el más famoso es Muro de Adriano, la limes de Britania del cual todavía puede verse algún vestigio.
    Muro de Adriano

    3.       Matrimonio;  Es el viejo lema: si no puedes contra el enemigo alíate a él. Roma ya estaba en las últimas cuando tuvo que recurrir a una boda con los bárbaros.
    La boda más famosa y humillante la protagonizó al final de imperio romano Gala Placidia (hija del emperador Teodosio)  y Ataúlfo (cuñado de Alarico el rey visigodo) en el 414 en Narbona. Fue un último intento de detener a los bárbaros aliándose con ellos mediante unos esponsales (habría que preguntarle a la patricia Gala qué opinaba ella de casarse con un bárbaro).
    Gala Placidia


    4.       Pagar para que se vayan- Para humillación de los romanos, en el 390 a. C., los galos entraron en la ciudad y la saquearon. La única forma de hacerlos salir fue pagarles 1000 libras de oro al galo Breno. Cuenta Tito Livio, que para reunir tal cantidad incluso las mujeres se deshicieron de sus joyas. Cuando ya estaba pesado el oro, Breno puso en el platillo de la balanza su espada, obligando a los romanos a pagar todavía más para equilibrarla. Como dijo Breno al oír las protestas de los romanos: ¡Ay de los perdedores!

    5.       Mantener una zona se seguridad para evitar las invasiones-Un ejemplo de ellos son los territorios de Siria y Celesiria que eran los corredores de seguridad de Egipto ante las invasiones de los pueblos vecinos. Cuando en el 1274 a.C. Ramses II atacó a los Hititas en la batalla de Qadesh ( Siria), intentaba proteger este valioso corredor de gran importancia estratégica.
    Los faraones Ptolemaicos, mantuvieron la zona de Celesiria como un colchón para evitar invasiones de cualquier otro reino Helenístico. Ptolomeo I Sóter comprendió la importancia estratégica para Egipto de este corredor de tierra, el único paso vulnerable para conquistar el país del Nilo.  
    Ptolomeo I y Berenice. Faraones


    6.       Ataque frontal al enemigo en su propio territorio. Los romanos tuvieron todo un elenco de victoria y fracasos combatiendo al enemigo en tierra hostil. Uno de los más humillantes fue cuando Craso se quiso enfrentar a los partos y terminó prisionero, lo mataron haciéndole beber oro fundido. En cuanto a los soldados romanos, desaparecieron y se les llamó también la legión perdida (por lo visto había varias, no solo la de Inglaterra).  
    7.       Toma de rehenes- En esto Roma era experta. La ciudad estaba llena de hijos de reyezuelos de las provincias del imperio. El rehén más notable y del cual se enorgullecía César era Juba II (hijo del rey de Mauritania, criado en Roma y luego historiador). Juba II fue casado por Augusto con Cleopatra Selene (hija de Cleopatra VIII y Marco Antonio, que también terminó de rehén en Roma).
    No siempre los rehenes se plegaron a los intereses de Roma: Arminio (germano educado en Roma y amigo de generales y patricios) fue llevado con las legiones a Germania como conocedor del terreno y de las costumbres de los bárbaros. Sin embargo Arminio los traicionó en la batalla de Teutoburgo año 9, conduciéndolos a una trampa en el bosque de igual nombre.
    8.       Apoyar a un reyezuelo para que haga el trabajo sucio- Herodes I el Grande hizo un buen trabajo en la conflictiva palestina dispuesta a levantarse contra el poder romano.  Tras su muerte comenzaron los problemas.
    9.       Guerra de guerrillas. Una forma de luchar tan vieja como la humanidad es organizar una guerra de guerrillas. Desde el año 66 hasta el 71 los Zelotes y los Sicarios tuvieron entretenido a Tito hasta que terminó con la rebelión en la fortaleza de Masada.
    Arco de Tito, victoria sobre los judíos

    10.   La suerte, el destino o lo divino - hay casos inexplicables donde los invadidos se libran por los pelos de los Bárbaros. El caso más extraño fue en el 216 a.C cuando Aníbal ya había conquistado casi toda Italia y vencido a los romanos en la batalla de Cannas. Podía haber entrado en Roma triunfante y dado por terminada la guerra, pero algo le detuvo. Los historiadores no se ponen de acuerdo por qué no remató su triunfo. Tal vez, como dijo uno de los generales de Aníbal: “Sin duda Aníbal sabes cómo vencer, pero no sabes cómo hacer uso de tu victoria”.  ¿Fueron efectivas las rogativas y sacrificios humanos que hicieron los romanos para librarse de Aníbal? ¿O es que Aníbal se quedó paralizado al saber que después de Roma ya no había nada que conquistar?



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